domingo, 29 de agosto de 2010

¿ Qué tienen en común Londres, Nueva York, Amsterdam y Avilés ?

         ¿Que tienen en común Londres, Nueva York, Ámsterdam y Avilés?


Lógicamente hay varias respuestas posibles. Una de ellas es que todas tienen la letra E, después tendríamos aciertos al 75 % con las letras S y R, al menos, aunque hay otras. Pero no era esta la intención de la pregunta. No.

Los aficionados a ese arte/ocio llamado teatro sabrán que me quiero referir a una tempestad que arrasó a estas cuatro ciudades, y alguna mas en los últimos tiempos, y que amainó definitivamente ayer en Avilés.

En este pequeño teatro, que a pesar de su tamaño es muchísimo mas activo que los de Oviedo, ( parece que el tamaño no importa, y es cierto que el Niemeyer tiene algo que ver en ello ) se movieron con absoluta soltura y maestría casi veinte personajes.

Según parece al amigo Willy Shakespeare ( con perdón para los ofendidos ) le dio por escribir una obra sobre una tempestad con traiciones, odios, magia, amores y venganzas de fondo. Es decir, nada nuevo y nada diferente de lo que ocurre hoy en día. Pero lo que más me llamó la atención es la brillante, creo yo, interpretación de algunos de sus personajes, y la puesta en escena con los músicos en directo, con sonidos completados por los actores en ocasiones, y la capacidad, además, de cantar bien, actuar mejor y ayudar a recomponer escenas sobre la marcha.
Después de observar como deambulan por escena en España algunos zombis, en ocasiones muy bien pagados, resulta sorprendente comprobar que en otros lugares del mundo hay actores de verdad que viven del teatro ( supongo que con ayudas, no lo voy a negar) haciendo buen teatro, teatro en serio.

Estuvimos en la fila dos. Son mas de dos horas de actuación que captan absolutamente la atención, a pesar de tener que seguir la traducción simultánea con el cuello como un cocodrilo tomando el sol. Sin bien, es cierto que se podía seguir bastante bien la obra sin leerla. El público no se movía, aunque resulte una frase manida. Un señor de cierta edad en un asiento cercano se sintió asaltado por un ataque de tos que no podía contener, que le estaba ahogando, se tapaba con su pañuelo, se congestionaba y aprovechaba los sonidos en escena para aliviar la tensión de su garganta. Antes de comenzar cinco asientos de la fila uno habían sido liberados de inquilinos porque parte de los materiales utilizados en escena (agua y arena) invadian ese espacio, se podía oler a los actores,..... Por cierto, en ocasiones olía a alcohol, ¡estos ingleses!. El maquillaje genial, los sonidos para crear ambiente muy adecuados, las voces de los cantores te llevan..... Los actores se creen los personajes, tienen en cuenta el más mínimo gesto para completar su papel.......... Los aplausos fueron sinceros, calurosos y sostenidos y ........ la cena en el chino horrible.

Todo esto, claro está, según mi opinión.


http://www.youtube.com/watch?v=Wx5kqCQGn8s

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